martes, 25 de octubre de 2011

Video publicitario.

Cliente: PepsiCo de Argentina / Lay´s
Tema: Idea libre (registrada con una cámara profesional de video digital habiendo cumplido con las etapas correspondientes).



lunes, 24 de octubre de 2011

Guión de radio.


Cliente: Easy
Tema: Siempre hay uno cerca de tu casa


(Bostezo)

(Sonido de encendido del velador)

Carmen

(Entre dormida): “Se quemó Mario”.

Mario

(Desganado): “¿Otra vez?”

Carmen

(Irónica): “Linda manera de empezar el día”.

Mario

(Resignado): “Sí, ya voy, ya voy…”

Carmen

(Sorprendida): “¿Pero cómo, no te cambiás?”

(Música)

Locutor: “No hace falta que te cambies Carmen, siempre hay un Easy cerca de tu casa”.







domingo, 23 de octubre de 2011

Comercial: Un Mundo.


Storyline


“Tundy despega en otro de sus vuelos y se enfrenta en las alturas con una bolsa de plástico. Se quita una pluma de su cuerpo, la deja paralela a la bolsa; se va. La bolsa encierra y expulsa a la pluma en una suerte de juego y, de manera gradual, se convierte en paracaídas y la pluma en paracaidista que llega a la Tierra cubriendo el planeta entero”.


Cliente:  Disco  Jumbo  Vea
Tema:  Bolsas  Ecológicas

                                                                                                                                                                                                                                             






                                                                      Alejandro Kühn














                                                                                                                                     
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
                                                                                                                                                                                                                                                                           


                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         
                                                   
                                               

sábado, 22 de octubre de 2011

viernes, 21 de octubre de 2011



                         
El faro



                                      

La queja móvil




                          

Un mundo

jueves, 20 de octubre de 2011

Letra de canción.


The Seahorse Part II

My friend “The Seahorse” is now
in a deep place,
and he’s swimming
alone.
Nobody wants to talk,
no one comes to him
‘cos they look for
something more.

What do you look for? A treasure?
Do you want money? To do what?
Someone said: “A treasure fell from a ship”.
What an economical world! Oh, come on!

My friend “The Seahorse” is not
as all of them,
‘cos he’s looking
for a new girl.
And his life is not for sale,
he stays on his way
searching for love
searching for friends.

The treasure was found
by all of them, ok!
After that, chorals, seahorses, seaweeds
were stolen by divers.

He always had passion.
He always had hopes.
He always had love.
He is “The Seahorse”.

My friend “The Seahorse” is now
in a better place,
and he’s waiting
for you.


miércoles, 19 de octubre de 2011

Cuentos.


LA PRIMERA TRINIDAD DEL CREADOR


     El poder de veintiocho espíritus puros converge y habita en un sitio exclusivo del cielo; junto al poder, reposan cuatro seres de sagrada descendencia. Son como pequeñas estelas transparentes con escasa movilidad que, agrupadas, forman una figura humanoide; desde lejos: un ser humano.
     Cada espíritu es la resolución perfecta de ciertas esferas cósmicas que evolucionaron con la más extraordinaria elocuencia. Por algún motivo, dos esferas se habrían sentido atraídas por la necesidad empírica del encuentro. Exenta de colores, la dupla continuó junta durante un tiempo casi incontable. La separación fue inminente, la ruptura de la relación se hizo espacio cuando una de ellas forzó en sentido contrario respecto de la otra, no obstante, a poca distancia del quiebre, la esfera volvió a su pareja como anillo al dedo. De esta manera, nació el Espíritu de la Sinceridad, centro de todo vínculo dual habido y por haber.
     Transcurrido un lapso, el espíritu alcanzó la máxima plenitud; su poder, en el medio del espacio, era desbordante. Tal fue así que comenzó a vivenciar otros aspectos sensitivos: lentamente Sinceridad buscó la forma de llegar a demás esferas lindantes a través del habla. No conforme con el resultado, ideó un código de sonidos agradables para dichas convocaciones. Tras varios intentos fallidos, Sinceridad desistió, consideró oportuno corregir parte del código y luego descansó por miles y miles de horas de cuenta humana. Ya descansada, aprovechó el acercamiento sigiloso de una bola. Las articulaciones y la sonoridad debieron proyectarse exquisitas, puesto que la esfera quedó encantada con su timbre de voz, perpleja ante la nitidez sonora. Inmóvil, la invitada se percató de las dos semejantes que conformaban la unidad poderosa. La simple cercanía a Sinceridad le causaba absoluto placer, de esos que difícilmente hoy puedan explicarse.
     La esfera se anexó al complejo. Sinceridad le hablaba a menudo, le explicaba sobre sus orígenes, el proceso evolutivo, la calidad del vínculo, las pruebas vocales experimentadas. La armonía reinante entre ellas contaba con los pilares básicos del sentido común. A lo largo de los tiempos, la esfera no hizo otra cosa que recibir los mensajes de su emisora, desarrollando así, una amplia capacidad audioperceptiva. Su audición, por entonces, abarcaba vastas parcelas siderales, en nuestros días, los tímpanos no conocen la finitud. Sinceridad recompensó a su receptora por tantos momentos de escucha transfiriendo una pizca de espíritu para que todo el dominio de la lengua le pertenezca. Feliz, la esfera sublimó la entrega y se autodeterminó con las siguientes palabras: “Soy el Espíritu de la Audición y los Idiomas”.
     El nuevo ente comprendió que las tareas por realizarse serían muy específicas, que la ausencia de tonalidades en Sinceridad y en él, le marcaba el límite de futuras incorporaciones. Para apaciguar los efectos poderosos, debía citar a aquellas esferas que mediante las apariencias no aclamasen atención alguna: irrisorias, incoloras, diminutas, tanto como serenas, expectantes y cautas de movimientos. La vigorosidad del instante marcó la precisión tomando por sorpresa a un grupo aledaño de globos, Audición e Idiomas los espantó a todos a excepción de uno: el elegido.
     -Tenga valor-irrumpió rápido-.Quienes se alejan sin causas válidas, vuelven luego con las mismas.
     El globo, maravillado, experimentó un goce singular e impulsado al regocijo, se le acercó.
     -Sinceridad y yo necesitamos moderar nuestro poder-añadió Audición e Idiomas.
     El globo no dudó, se zambulló en el complejo sin ofrecer resistencia alojándose justo en el medio de ambos espíritus. La magia sucedió enseguida: múltiples corrientes conductoras de virtudes se gestionaron entre Sinceridad y Audición, la primera le enviaba datos sobre la verdad de a dos, la autenticidad espontánea recíproca, mientras que la segunda le devolvía la innata capacidad de escuchar, la gentileza del lenguaje adquirido. Un trueque improvisado, si se quiere, entre espíritus dotados, necesitados de un experto moderador. Por eso fue indispensable que la nueva esfera hiciera prácticas concentradas. Ensayó veintidós ejercicios difíciles, los primeros once enfocados en la moderación interna del poder, los restantes en la regulación de las irradiaciones externas. Algunos estudios contenían engaños o intenciones capciosas, cosas como éstas, ocurrían a menudo:
     -Prepárate, en breve estaré enviando a Sinceridad una corriente de escaso volumen informático, tan sólo mil doscientas palabras-pautaba Idiomas.
     Sin embargo, al momento de la entrega, la alumna se rebalsaba de un diluvio recargado de frases, conceptos, palabras sueltas y, en ciertas ocasiones, de extensos monólogos que se repetían una y otra vez.
     Tiempo después, la mediadora tuvo un perfecto control de sí al punto que dominó una técnica excelente. Los espíritus podían intercambiar los conocimientos, ejecutarlos desde el otro, fusionarlos con los suyos en una suerte de múltiples opciones, destacándose la posibilidad de reducción, en porcentajes, de las virtudes a la mínima existencia de uno para que el otro aumentara en ganancia su campo de acción.
     El ambiente de integridad se completó cuando Idiomas se dirigió a la esfera afirmando:
     -Las pruebas han sido superadas. Tu trabajo nos satisface en gran medida. Desde ahora, serás el Perfectísimo Espíritu de la Templanza.
     Dicha esta última palabra, la esfera se hizo espíritu.
     La Trinidad gobernó el presente espacial de aquel entonces, los viajes en busca de seres pares fueron en vano. Descubrió que ni por asomo existían entidades constituidas como tal en todo ese espacio negro, ni siquiera una, ni otras, ni alguien a quien Audición pudiera escuchar. Era sólo ella y numerosas esferas inertes.



EL  PROYECTO  LATRODECTUS  MACTANS
 (REPORTE  NÚMERO  TRES)


     El veintisiete de marzo de dos mil uno, el señor Harrison contrajo el virus de la inmunodeficiencia humana. Al enterarse de ello, su vida fue un desastre: los seres vivos le parecían todos iguales y se entregó en su hogar al alcohol desmedido de cada día, tarde, noche. No quiso ningún medicamento oficial ni privado, ni nada que pudiera ayudarlo. A lo largo del día, maldecía a todo el mundo: a sus padres, (que en paz descansen), hijos dispersos, a su ex mujer con “el otro”, a los perros vagabundos, los gatos, las plantas, a las viejas, los jóvenes, etc. De él salía casi siempre una bola no pequeña de blasfemia; hasta Gandhi la ligaba, el Papa de turno, el “Che”, Sai Baba, los Stones y los Beatles. Se contagió, mediante sospecha, por una relación sexual-promiscua con una mujer apodada “Kimberly” que le había garantizado, como que se llamaba Rose, su salud en perfecto estado. “Estoy sanísima, ni me engripo”, le dijo antes del placer. ¡Y sí! De lo que no se cura el humano, es de la maldad.
     Su vida transitó por varios meses así, sin rumbo: maldiciendo. Un día lo echaron del trabajo, se vio sin dinero, y estrelló nueve vasos de un juego de diez contra la pared. Al cabo de un año, su casa estaba desprovista de luz, agua, gas y se parecía al castillo del vampiro aunque con ocho metros de frente en plena urbe concentrada. Poco a poco, la propiedad se llenó de mugre, polvo, cenizas, mosquitos, moscas, insectos, arañas. Pero una de ellas, la más temible de todas, jamás la esperó de visitante, ni por las tapas; ni en la tapa de la olla que un día abrió sin saber por qué. Sin embargo, allí estaba: una viuda negra resentida por la muerte de su macho.
     ¿Qué puedo escribir para detallar el inmenso dolor de la picadura si con la telepatía nos alcanza?
     En el hospital, los especialistas nombraban a la araña por su nombre: Latrodectus Mactans, como si eso cambiara algo la situación del paciente y, lo peor de todo, era que lo repetían hasta el cansancio. Pasó que un médico lo sabía suficientemente bien como para iniciar la cadena de palabras con el solo propósito de exhibicionismo enciclopédico. No se olviden de que, desde que la mujer trabaja en los hospitales, hasta el dolor causado por la picadura de una Latrodectus Mactans, puede ser el recurso de seducción usado por “algún” doctor mujeriego en su afán de impresionar a una colega recién egresada de la universidad.
     La intervención sanitaria fue todo un éxito. ¡Viva la ciencia! El señor Harrison recobró su estado de ánimo habitual, volvió a su casa, buscó la araña con una linterna, la encontró y la mató de un zapatazo.
     Ochos meses después, en el banco de una plaza, conversó de casualidad con el médico Salvatore que lo había atendido el día de la picadura. Como resultado, el señor Harrison volvió al hospital para hacerse un chequeo general: virus de la inmunodeficiencia humana (negativo). ¡Sí! Al señor Harrison se le había negativizado la afección de este virus bastante mortal. A raíz del hecho, Salvatore no dudó en formar un grupo humano de investigación llamado: Latrodectus Mactans Project. En el laboratorio, lleno de cosas simples, se trabajó sin cesar con su tecnología. Recuerdo haber visto una computadora de tamaños enormes, plagada de luces multicolores, que transfería datos a una pantalla negra; el resto de las cosas, ni vale la pena contárselas. En el día del resultado final, hasta la opinión pública estaba interesada, por lo que el doctor dio una conferencia abierta y televisada a la humanidad entera. Su rostro, acompañado de los de su equipo, lo decía todo: el veneno de la viuda negra no cura el HIV. Pero él, ante las circunstancias que lo condicionaban, tuvo que decir esto manejando pausas: “Después de arduo trabajo en el laboratorio, y quiero agradecer a mi equipo interdisciplinario por su desempeño, lucha y dedicación, concluimos que el veneno de la Latrodectus Mactans, más conocida como la araña viuda negra, lamentablemente, no cura el virus de la inmunodeficiencia humana, conocido como el virus del HIV”. E insólitamente agregó: “Es decir, no cura el SIDA”.
     Dos años más tarde, el señor Harrison barría las hojas de la vereda de su casa cuando un anciano, desconocido, se le acercó hasta pegar su cuerpo contra el suyo.
     “Yo sé qué curó su enfermedad”, le dijo. Harrison tomó distancia del hombre y arrojó la escoba al suelo sorprendido. “¿Qué fue?”, le retrucó. “Su HIV, o mejor dicho su dolor por el HIV, no lo curó el veneno de la araña, sino el dolor que le trajo más grande. Reabran el proyecto, hable con Salvatore”.
     Pido a la base cambio de destino, este planeta es como mínimo insoportable.

ASHTAR SHERAN
COMANDANTE DE LA FLOTA DE LA CONFEDERACIÓN



ASHTAR SHERAN

















martes, 18 de octubre de 2011

Crítica de cine.

Película: La ola.

El lunes 17 de agosto de 2009, el periódico Clarín publicó, en su página Web, lo siguiente:

Fui a verla en el día del estreno y aquí está mi crítica:

    La Ola, se estrena el jueves 20 de agosto

     En una ciudad típica alemana se construye la vida de unos estudiantes que toman clases en la escuela local, el barrio alberga a todos como el nuestro en el mundo. La vida nocturna los incita a momentos de gran rebeldía por lo que se desata la euforia, el descontrol y el fanatismo. El disparador es el curso de un profesor que es representado como un docente bastante informal y que se contrapone a los demás que no coinciden con sus métodos de enseñanza. La película se torna, por instantes, algo cambiante y con cortes muy veloces donde los diálogos de los jóvenes marcan el dinamismo natural de esta etapa de la vida. Si bien, el profesor y ciertos alumnos son los protagonistas claves, la película descentraliza el poder de atención del espectador en un grupo más que numeroso. La música acompaña con justeza y de manera prolija los hechos y los diálogos que son el fuerte de la trama. Es claro que el director sabe coordinar la importancia de cada personaje en relación a un grupo y así la película va tomando forma en sus lugares comunes: la escuela, los hogares y la ciudad entera.
     El vestuario está acorde a los roles que desempeñan los personajes y las voces evocan, no siempre, el tono autoritario de otras épocas. En fin, La Ola es una película construida sin excesos sensoriales para dejar una pizca de memoria y conciencia en la gente.




lunes, 17 de octubre de 2011

Crónica.                    

Archivos de Clarín y lanación.com

Sociedad (Clarín)

La Feria del Libro subió el telón

23/04/10 | Las palabras de Mariano Moreno, escritas hace doscientos años, llegaban calmas y claras en la voz de Victor Heredia hasta el auditorio Lugones. "Asustadas las musas con el horror de los combates, huyen a regiones más tranquilas". En la inauguración...

36 FERIA DEL LIBRO DE BUENOS AIRES (La Nación)
Conferencias

  • La literatura resiste, por Rodolfo Fogwill, a las 19, en la sala Julio Cortázar.


Fui a verlo el viernes 30 y después escribí una crónica:


FERIA DEL LIBRO A PLENO

     Ciudad de Buenos Aires (Argentina), 30 de abril de 2010.- Con motivo de la 36º Internacional Feria del Libro de Buenos Aires, el escritor y sociólogo argentino Rodolfo Enrique Fogwill, dialogó en la sala Julio Cortázar con el  crítico de literatura Pablo Gianera del periódico La Nación. El diálogo titulado “Fogwill, la literatura resiste”, previsto a las 19, comenzó dieciséis minutos después, demora a la cual el mismo Gianera hizo alusión en el momento de tomar contacto con la gente pidiéndole disculpas.
     Presentado como poeta, escritor de novelas y cuentos imaginarios, a Fogwill se lo vio con esa frescura inquietante de siempre. Su novela Los Pichiciegos (1983) se hizo presente en los primeros instantes del evento. Las críticas a los generales Saá, Menéndez (que causó el primer estallido de aplausos al recordar la “sabia” idea del general sobre la prohibición de transitar por la izquierda para nacionalizar el tránsito), al brigadier Cabrera que “reafirmó”, según Fogwill, el uso del verbo currar por sus negociados con el Banco Central, fueron tal vez la manera de llamar la atención del público joven que poco tenía que ver con esa nefasta época argentina. Desde lo político-social, dejó en evidencia que para apoyar una gestión de gobierno, existen marchas arregladas conformadas no por grupos genuinos sino por “grumos de ómnibus”, motivo por el cual elaboró “Crónica sobre la marcha de ley de medios”. En el orden de lo estrictamente social, cuestionó en profundidad a la ley de unión civil entre personas del mismo sexo por lo exigente que es y se autoproclamó antiprogresista cuando dijo: “Serlo es ahora una onda”.
     Retomando el tema de sus obras, Fogwill remarcó sin pelos en la lengua que “Memoria de paso” y “La larga risa de todos estos años” fueron y serán sus escritos más preciados y que en la actualidad cuenta con proyectos y una novela terminada. En un cambio de rumbo el entrevistador quiso saber cuándo un escritor sabe que debe dejar de escribir, por lo que el literato le respondió que “siempre” y agregó que muchos de sus trabajos han sido descartados por él mismo. En su habitual crítica a otros escritores, Fogwill resumió diciendo que por los autores siempre hubo marcos temporales a tener en cuenta.
     Cerca del final, Gianera invitó a la audiencia a tener una conversación con él, en la cual explicó su pasado como investigador de mercado y publicista. El diálogo terminó a la hora exacta desde su comienzo con la frase: “escribo para no ser escrito por otros” que sólo un virtuoso puede decir ante las aproximadas ciento setenta personas que acudieron allí para escucharlo.



Rodolfo Enrique Fogwill


sábado, 15 de octubre de 2011

Cuento con más ideas. Gracias por la visita.


http://www.linkedin.com/pub/alejandro-k%C3%BChn/28/1b0/375

Creo en el poder de la palabra, por eso escribí en el diario Clarín:

http://www.clarin.com/opinion/Confrontar-solo-ideas_0_972502849.html